
Brasil vuelve a ganar protagonismo en la producción de cacao, impulsado por el histórico precio internacional, que superó los 10 mil dólares por tonelada en 2024. Por ello, la apreciación del grano abrió una nueva oportunidad para que el país recuperara su protagonismo en una cultura que fue símbolo de riqueza en el sur de Bahía entre las décadas de 1930 y 1980. Así, la gran diferencia ahora radica en el uso de tecnologías como el riego de precisión.
Además, los emprendedores están invirtiendo más de 300 millones de dólares en el cultivo de cacao en zonas del Cerrado bahiano, priorizando prácticas sostenibles y productivas. Para aumentar la eficiencia, el nuevo modelo adopta cultivos de regadío, con una densidad de hasta 1600 plantas por hectárea y fertilización controlada. Como resultado, la productividad ya ha alcanzado las 3 toneladas por hectárea, un rendimiento muy superior al promedio de países líderes en producción, como Costa de Marfil.
La tecnología y las inversiones impulsan una nueva era del cacao
Sin embargo, el riego por goteo es la piedra angular de este avance, ya que permite un control total del suministro de agua y nutrientes. Esta tecnología garantiza la regularidad de la producción, la calidad de la fruta y el uso eficiente de los recursos naturales, especialmente el agua. Asimismo, el sistema mejora la salud de las plantas y promueve la uniformidad de los cultivos, además de contribuir a la sostenibilidad del cultivo.
Según los expertos, este momento representa un punto de inflexión estratégico. «Brasil ha demostrado innumerables veces que sabe aprovechar los momentos críticos para reinventarse en el sector. Ojalá esta nueva aventura en el cacao sea una prueba más de nuestra capacidad para transformar la crisis en oportunidad», afirma Celso Moretti, asesor del Consejo Científico para la Agricultura Sostenible (CCAS), expresidente de Embrapa y agrónomo.
Finalmente, Moretti destaca: «El renacimiento del cacao debe estar conectado con el legado dejado en el sur de Bahía. Reconstruir esta cultura ancestral es también una oportunidad para rescatar el conocimiento. Es una oportunidad para fortalecer las economías regionales. Y, también, para relatar una historia que parecía interrumpida por una plaga de hongos».
Fuente: Leonardo Gottems | Agroenlace