Reseña de Vanessa Ferreira

Los acontecimientos ocurridos en 2022 provocaron un aumento significativo en los precios de los aceites vegetales, cuyos efectos aún se sienten en 2025. La invasión de Ucrania para Rusia generó incertidumbre respecto al suministro mundial de aceite de girasol, considerando que ambos países se encuentran entre los mayores productores de esta oleaginosa. En respuesta, varios países adoptaron medidas proteccionistas, restringiendo las exportaciones de otros aceites vegetales. Al mismo tiempo, el fenómeno climático de La Niña provocó una severa sequía en Argentina, resultando en una reducción de casi 50% en la producción. soja. En Europa, el verano excepcionalmente caluroso y seco, el más severo de los últimos dos mil años, afectó negativamente a la producción de aceite de oliva, especialmente en la región sur. La combinación de estos factores provocó un fuerte aumento de los precios de los aceites vegetales en la cosecha 2022/2023, especialmente en el caso del aceite de oliva.
La sequía mediterránea reduce la producción de aceite de oliva
La sequía que azotó Europa entre junio y septiembre afectó gravemente a la cuenca mediterránea, principal región productora de aceitunas. Como consecuencia de ello, las altas temperaturas y la falta de lluvias provocaron que los olivos se secaran y los frutos se marchitaran, comprometiendo notablemente la producción. Por ejemplo, España, el mayor productor mundial, registró una reducción de 33% en su producción, pasando de 1,2 millones a 800 mil toneladas en la cosecha 2022/2023. Por tanto, esta reducción representó una pérdida de aproximadamente 40% de existencias mundiales de aceite de oliva durante el período.
En este escenario, ante la drástica reducción de los stocks españoles, el mercado internacional del aceite de oliva dirigió su atención hacia otros países productores. Además, con el objetivo de garantizar el abastecimiento interno, especialmente en países europeos, se produjo un aumento significativo de la demanda de aceites de oliva de naciones como Argentina, Túnez y Turquía.
Argentina, con una producción anual estimada de 25 mil toneladas de aceite de oliva, atiende principalmente al mercado interno y a los países vecinos de América Latina, especialmente Brasil. La creciente demanda, sumada a la oferta limitada, permitió a los productores argentinos agregar valor al producto, lo que se tradujo en una mejora significativa de los indicadores financieros. Sin embargo, esta apreciación afectó negativamente al poder adquisitivo de los consumidores.
El valor se triplica y el clima impacta la producción
El valor medio del aceite de oliva exportado mostró un aumento sustancial, pasando de 3 mil euros por tonelada en 2022 a 9 mil euros por tonelada en 2024, lo que representa un incremento de 300% en dos años. Adicionalmente, los costos de flete, influenciados por la pandemia y la escasez de contenedores, han experimentado un crecimiento exponencial, incrementando aún más los costos totales de exportación.
A diferencia de las condiciones de sequía que afectaron la producción europea en años anteriores, las regiones productoras argentinas, especialmente San Juan, enfrentaron un duro invierno en 2024 y 2025, con severas heladas que comprometieron significativamente la floración del olivo y, en consecuencia, la producción de frutos. Esta adversidad climática ha supuesto una reducción estimada de 30% en la producción nacional de aceite de oliva respecto a la media de años anteriores, si bien los datos definitivos de la cosecha 2025 no estarán consolidados hasta mayo de este año.
Con un verano más suave y lluvioso, debido al efecto de El Niño, España consiguió recuperar las cifras de producción, volviendo a una media de 1,2 millones de toneladas en la cosecha 2024/2025, según los datos presentados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación español a principios de enero. Los precios del aceite de oliva han ido bajando paulatinamente desde julio, debido al buen tiempo y a las previsiones de rendimiento, aportando al mercado un posible alivio en cuanto a disponibilidad de producto y precios más equilibrados para los próximos trimestres del año.
